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Ataduras y conjuros

A diario recibo consultas de personas que sufrieron una desilusión amorosa, la persona que pretendìan como pareja no les corresponde o su mente les hizo ver señales de interés que realmente no eran tales.

Ante la frustración algunas se encierran en si mismas, se deprimen y pasan por un proceso de duelo que les dura hasta que logran establecer una relación con alguien más y vuelven a creer en el amor o lo que perciben como tal.

Sin embargo, hay quienes se niegan a soltar ese capricho, no quieren aceptar la realidad, buscan manipular la situación y tratan por todos los medios de forzar la relación, cuando no fingiendo enfermedades o embarazos inexistentes, lo hacen buscando personas que realicen hechizos, conjuros, prometan formulas infalibles para alimentar la llama de la pasión o la atracción física inmediata, dando de comer así a muchos oportunistas que con fines meramente económicos prometen atraer el amor esquivo y realizar ataduras, amarres o conjuros que le darán riqueza y/o el amor pretendido.

En mi experiencia personal, pude entrevistar personas jóvenes que dicen estar agobiados por energías negativas y que desconocen el motivo, todo les sale mal, están muy cansados, angustiados y no encuentran la razón de su mala fortuna, la vida para ellos les juega en contra. Al verlos, su guía me dice que han sufrido una desilusión amorosa y no lo asume, buscan por internet como atraer a quien ama, se obsesionan con encontrar conjuros o amarres para retener a la otra persona a cualquier costo incluso buscando a quien les facilite la tarea. Cuando les menciono que puedo saber lo que están haciendo, por lo general su primera reacción es negarlo y conforme les describo las distintas tareas que me informa su guía realizaron hasta el momento, solo callan y escuchan lo que tengo para decirles:

En primer lugar, yo no realizo amarres, conjuros ni ataduras de ningún tipo, les informo que desconocen las energías negativas que atraen solo al estar obsesionados con hacerlo y más aún al ponerlo en práctica. No pueden pretender sentirse bien haciendo el mal, ya que si buscan forzar una situación que naturalmente no se concretaría o desean el mal a otras personas, están olvidando que todas sus acciones y pensamientos generan una energía que volverá en su contra con mayor intensidad con la que buscan reflejarla en otros.

A muchas personas les cuesta soltar, dejar correr el agua que no has de beber, aceptar los resultados contrarios a nuestra voluntad, tomarlo como algo propio de la vida y avanzar creciendo personalmente en el proceso, hacerlo también espiritualemente, rodeándonos de una energía positiva que por defecto atraerá mejores vibras.